Imagina a Lucas, un tipo como cualquier otro: tiene un trabajo que odia, sueña con cambiar su vida, pero cada vez que intenta hacerlo, parece que se tropieza con sus propios pies. Un día, harto de sentirse atrapado, decide que ya es hora de un cambio radical. Así que, sin pensarlo demasiado, se inscribe en un programa de coaching y diseño humano que le recomendaron. Y aquí es donde comienza su viaje, uno lleno de giros inesperados, revelaciones sorprendentes y, por supuesto, algunas risas.
El primer día de su coaching, Lucas se encuentra con su coach, un tipo con una barba digna de un gurú y una sonrisa que promete que todo va a estar bien. "Lucas, hoy vamos a hacer que entiendas cómo funcionas, qué te mueve, y cómo puedes usar eso a tu favor". Lucas, escéptico, solo asiente con la cabeza, sin saber lo que le espera.
El coach saca una hoja llena de símbolos y líneas extrañas. "Esto, mi amigo, es tu diseño humano". Lucas lo mira como si le estuviera mostrando un jeroglífico. “Tu diseño humano es como el manual de instrucciones que nunca te dieron cuando naciste. Aquí está todo lo que necesitas saber sobre ti mismo”.
Lucas frunce el ceño. “¿Instrucciones? Pensé que esto era solo sobre metas y productividad, no astrología”. Pero el coach, con la paciencia de un santo, le explica que no se trata de predicciones mágicas, sino de entender su propia energía, cómo toma decisiones y qué es lo que realmente lo motiva. "Vamos a descubrir por qué sigues metiéndote en trabajos que odias y por qué siempre terminas en relaciones que te drenan".
A medida que avanza la sesión, Lucas empieza a ver las cosas de manera diferente. Descubre que su tipo de diseño humano es un Generador, lo que significa que está diseñado para responder a las oportunidades, no para perseguirlas a ciegas. Es como si alguien le hubiese dado la llave para salir de esa rueda de hámster en la que ha estado atrapado toda su vida.
Pero no todo es tan serio. Durante la sesión, su coach le cuenta la historia de un antiguo cliente que, tras descubrir que era un Proyector, dejó su trabajo de 9 a 5 para dedicarse a pintar y, eventualmente, ganar más dinero de lo que jamás había imaginado. Lucas ríe al imaginarse a sí mismo dejando su trabajo para seguir algo tan radical. “No te preocupes, no tienes que ser un pintor. Pero lo que sí puedes hacer es empezar a responder a lo que realmente te excita, en lugar de seguir órdenes sin sentido”.
En las semanas siguientes, Lucas empieza a notar cambios. Aplica lo que ha aprendido en su coaching y en su diseño humano, y poco a poco, su vida empieza a cambiar. Las decisiones se vuelven más fáciles, el estrés disminuye, y de repente, todo parece tener sentido. Deja de aceptar proyectos que no lo llenan, aprende a decir "no" sin culpa, y comienza a dedicarse a lo que realmente le apasiona.
Un día, mientras se toma un café con un amigo, este le dice: “Te noto diferente, más relajado, como si hubieras encontrado tu lugar en el mundo”. Lucas sonríe, sabiendo que esa es la mejor forma de describir lo que ha logrado. Ya no es el tipo que se tropieza con sus propios pies; ahora es el que camina con confianza hacia su futuro.
Entonces, si alguna vez te has sentido como Lucas, atrapado en un ciclo sin fin de trabajos mediocres, decisiones que no te llevan a ninguna parte, y relaciones que te desgastan, quizás sea hora de considerar el coaching y el diseño humano. Porque, ¿quién no querría tener un manual de instrucciones para su vida? Además, ¿qué tienes que perder? Podrías descubrir que la vida es mucho más fácil cuando entiendes cómo estás diseñado para vivirla.
Y quién sabe, tal vez en unas semanas seas tú el que esté riendo, tomando un café con un amigo, y diciéndole que, finalmente, has encontrado tu lugar en el mundo.